lunes, 31 de agosto de 2015

Hilvanes...

Algunas veces, la vida te da un parate, y decides tratar de pasar las horas a pesar de la impuesta inmovilidad. De algún modo, he vuelto a entrar a un mundo de hilvanes,  que es lo único que puedo hacer con la mano izquierda. Todo esto me hace pensar…  que los hilvanes no son de hoy ni de ayer, sino de bastante más atrás… en realidad, esas puntadas tienen origen en mi niñez, cuando mama nos daba retazos de telas para “entretenernos”






Comencé a practicar la técnica de los hilvanes, como una manera de crear un “bordado sin envés ni revés”, y donde el trabajo se pudiera apreciar por transparencia. Mis primeras investigaciones las hice a fines de los 80, usando  viejas batistas manchadas por el tiempo (en casa todo se guardaba y podía servir para algo), y en las que las telas sujetaban la urdimbre a través de puntadas realizadas por hilvanes. 






 Años después, en el 2001 realicé en tamaño grande  una de aquellas “escaleras” de mis miniaturas, tejiendo telas de mosquitero de algodón sostenidas por hilvanes. La obra integró  mi exposición individual "Contrastes", exhibida en el Espacio Simon I.  Patiño de La Paz, y en el Centro de Exposiciones de la Fundación Simón I. Patiño de Cochabamba, en el año 2002. Fue muy bien instalada para mi exposición "Ritmo, Color , Transparencia", en el Centro de exposiciones de la Fundación Simón I Patiño de  Cochabamba, donde se pudo apreciar muy bien el trabajo de los hilvanes y la transparencia, en un juego de horizontales y verticales, ya que la obra es totalmente blanca.

. Escalera Andina, setiembre 2014.


Entusiasmada con el proceso, seguí usando la tela de mosquitero, que me proporcionaba la buscada transparencia, teñida con extractos de taninos. En una de ellas, Ton sur ton, superpuse varios rectángulos en sentido vertical, y  para los hilvanes usé hilo de cobre. 


















La obra se mostró en una exposición internacional, "Entre técnicas y artistas", en el MUSEF de La Paz, en 2003, y posteriormente participò de una exposición organizada por la Redtextil Iberoamericana, en San Jose de Costa Rica en 2005, y para la que fue donada. 

Se muestra el detalle de los hilvanes con hilo de cobre. Las telas superpuestas creaban zonas sutilmente mas oscuras, de ahí el nombre, "Ton sur ton".
 


























Para la segunda, "Ritmo, contraste y Transparencia", uní los rectángulos creando un ritmo por transparencia, con los hilos de algodón de la propia tela.

 


Con esta obra, quise crear algo rústico, alejado de una técnica pulida, con superficies rugosas e irregulares. La presentè en el Seminario "Entre técnicas y artistas" que organizó el MUSEF de La Paz en 2003, y dejé que la tela cayera en una forma poco elegante, como chinguda por el propio peso. Lamentablemente la idea no fue comprendida. 

Hace unos años descubrí la técnica del boro japonés, y me di cuenta que está realizada también a través de hilvanes, por lo que sentí que había algo que me atraía mucho. La diferencia está en que mis “remiendos” no son tales, sino una inspiración para unir a través de hilvanes, y lograr la transparencia.


Aquí también uso la tela del mosquitero de algodón, desgarrada en rectángulos ordenados de una manera casual, y teñidos con índigo procurando crear manchas. Mi intención de expresar el deterioro es cada vez mas fuerte. Debo decir que en este caso, el boro es solo una inspiración, y que me siento a años luz del verdadero.
 He usado los hexágonos, porque de acuerdo a Jeanne Allen, investigadora del diseño japonés, los hexágonos constituyen un diseño de “tortuga” que a pesar de ser antiguamente un privilegio de la clase samurái, luego fue muy usado en los kimonos de las clases trabajadoras en Japón, durante el periodo Edo.
El hilván me demuestra que todas las operaciones textiles, son de índole dual… y además de ser  una de las más simples, y tener mucho en común con la trama en el telar,  es la base de muchas otras, como la costura y el bordado.

jueves, 27 de agosto de 2015

El por qué de la palabra Boro

La frase boroboro celebra en Japón la belleza de algo gastado, deshilachado y deteriorado pero reparado.

Cómo se originó esta práctica de remendar?

La Historia nos muestra que hasta muy entrado el siglo XX, el campesinado en gran parte del Japón sufría de una  pobreza tal, que la gente  escasamente podía comprar telas para vestirse o abrigarse. En el Norte, el algodón era especialmente precioso, y las piezas de telas usadas eran compradas para ser unidas en ropas o acolchados. Muchos de estos textiles fueron remendados repetidamente de generación en generación, sin haber sido desechados.



Mr.Stephen Szczepanek ha coleccionado sorprendentes piezas de textiles antiguos japoneses, que muestra en su galería, Sri Threads, de Nueva York.

 Szczepanek explica que este arte de remendar no comenzó como una filosofía abstracta, sino que nació de la necesidad. “Los textiles boro eran el dominio del hombre común y representaban un pasado colectivo y pauperizado. Ellos estuvieron  muy olvidados después de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, hoy  representan  el cuerpo tangible de un legado cultural que recién está logrando un nombre formal y recibiendo consideración por parte de la  crítica”.






Estos textiles pueden tener su origen en la austeridad y el diseño utilitario, pero la sofisticación del remiendo repetitivo a menudo de parte de sucesivas generaciones, hace que cada una de las  piezas sean únicas  y muestren una considerable presencia escultórica.







Los textiles boro representan algunos principios esenciales de la ética y de la estética japonesa, como la estima por lo sobrio y lo modesto (shibui); imperfecciones expresadas por la irregularidad, lo defectuoso, lo incompleto y lo simple (wabi-sabi); y, por supuesto, pesar por cualquier tipo de despilfarro (mottainai)
Todas estas características dan la pauta de un respeto por la singularidad de las cosas que se opone a la sociedad actual dirigida hacia el consumo. Boro –derivado de la onomatopéyica japonesa boroboro, que significa  algo reparado-, demuestra estima por el valor de los propios  recursos, trabajo, y objetos cotidianos.






Mottainai  es un concepto  que se refiere a «un sentido de pesar ante el uso inapropiado de un objeto o recurso». El término en japonés se refiere a mucho más que los residuos físicos. Puede referirse a una pérdida de esfuerzos y acciones,  actividades de despilfarro, pérdida de tiempo, pérdida de las almas, desperdicio de talento, desperdicio de la emoción, de la mente, desperdicio de los sueños, y un potencial desaprovechado. Incluso se utiliza para referirse a patrones de pensamiento que engendran la acción despilfarro. El concepto fue creado en Japón y está basado en la filosofía budista.



miércoles, 26 de agosto de 2015

Boro sashico en proceso


Hoy, 26 de agosto, 2015, decido volver 
a publicar acerca de mi trabajo, 
especialmente este que esta en 
proceso, inspirado en la técnica 
boro sashico, de la cultura japonesa.