jueves, 29 de junio de 2017

Las "Inflorescencias" de Silvia Umpiérrez

“Inflorescencias”, es el título de la exposición de Silvia Umpiérrez en la Fundación Banco República, un tema muy cargado de significados.





Conocí a la muy joven Silvia Umpiérrez (1961) en 1983, cuando ambas participamos del Primer Salón del Tapiz convocado por el Banco República,  y donde ella daba muestras de su talento y sensibilidad.  Unos años después, compartimos responsabilidades junto con Felipe Maqueira y Jorge Francisco Soto, en la Comisión Directiva del CETU, abocada en ese momento (el año 1989-90), a organizar el Segundo Encuentro Latinoamericano de Minitextiles.


Silvia ama la Naturaleza, y a través de los años, ha desarrollado una manera de dar vida a sus despojos.





 Durante muchos años, he podido admirar  sus hermosas obras con materiales naturales… explorando las técnicas de la cestería, a las que da una impronta muy personal, y a través del telar criollo, cuyo manejo aprendiera junto a su maestro José Cardozo.


Sus hermosos tapices se han mostrado en el país (recuerdo una exposición en Villa Serrana) y han partido al extranjero y a diferentes ferias europeas.

Hace unos años fuer invitada a colocar stand en la feria de Tenerife.


Mi mayor deseo, dice Silvia, es sensibilizar y compartir la belleza que nos brinda la naturaleza, proveedora de infinitos recursos. Detener la mirada en lo seco, lo que comúnmente se quema y que para muchos no tiene valor. Para mí, es el comienzo de mis tejidos.”

Silvia sale a caminar por su querido barrio de Malvín, y busca sus materiales, esos de fascinantes colores ocres y marrones, como son los del otoño… Y se sumerge en el diálogo con las hojas y las pinochas.
 
..., "me conecto con la naturaleza de una manera íntima, personal, y extraigo significados  que podrían pasar  inadvertidos para otros.”  Ese diálogo entre la naturaleza y sus manos, la  llevan a concluir una pieza única, que una vez colgada, cambiará el entorno y la mirada del contemplador, cuando se trata de almas afines.




















“Una de las salas,  estará representada por una pieza muy difícil de recolectar como es la Inflorescencia de Agave. 

Planta original de América, que en el norte tiene muchos usos, sus fibras son usadas para tejidos, cestería y bebida... en climas cálidos su crecimiento es mucho más rápido, llegando a su mayor crecimiento en diez años, mientras que por estas latitudes, explica Silvia, demora este crecimiento alrededor de treinta años.
Esta inflorescencia, aquí, llega a sólo cuatro cinco metros de altura, por lo cual, encontrar una pieza de estas características es un regalo de la naturaleza.”


Una inflorescencia, es la disposición que toman y el orden en que aparecen y se desarrollan las flores en una planta cuyos brotes florales se ramifican.
Pero aquí no se trata de una planta cualquiera, sino que Silvia ha elegido la inflorescencia de agave, aquella que Jean Cocteau denominó “la flor suicida”.
Una planta cuya vida está hecha de silencio.

 
























Me gustaría entender mejor la instalación de la inflorescencia de agave.

“Voy a tratar de explicarte la instalación de Agave. De qué se trata...  
Será un espacio con la inflorescencia de esta planta americana que tiene una característica muy particular... en el momento que florece... muere.
Este espacio estará cerrado, con un visillo que me permite ver una mirada acotada de lo que hay dentro... por ahí se verá parte de un tapiz en inflorescencia de dracena.
Si nos animamos a entrar... veremos las piezas, de agave, iluminadas con luz escasa, localizada a las piezas escultóricas de lo encontrado.”



Vivir para florecer; florecer para morir; morir para germinar, el agave es una planta que en pocos días puede alcanzar en climas tropicales, los doce metros de altura. Un verdadero árbol instantáneo, que después de veinte o treinta años de vida, sube como una espiga gigante, dulce y pegajosa, que se transforma en un lecho de muerte para muchos insectos que mueren en el goce de libarla. Luego de la floración, la planta se marchita en cuestión de días, y desde abajo, los rizomas de su raíz generan una renovación que repetirá el proceso. Es decir, una espera de más de veinte años para una floración única que significa su suicidio y a la vez su reencarnación.

..."Silvia propone en Inflorescencia un espacio para admitir que la belleza de cada nacimiento es seguida por un proceso inevitable de finitud y que uno no sería sin el otro. Para volver a nacer, simbólicamente, hay que poder mirar aquello que no está iluminado, aquello que nos limita, que nos duele y volver a construir..." Alejandra González Soca, curadora.


Pero sobre esta exposición, hay mucho más para comentar, ya que la muestra abarca tres salas.

 De las otras dos salas, una contendrá un homenaje a los ancestros. 


Y la principal, tendrá diferentes propuestas desde el telar a la cestería, pasando por unas pinturas con corazón de palmera cosidos.
Mi trabajo, reflexiona Silvia,  es un tributo a mis antepasados paternos y maternos, canarios y catalanes, ambos pescadores, grandes tejedores de tramas.”


Me interesa mucho cómo tú vas  transformando tus recuerdos, y la memoria  de tus ancestros para dar vida a un  hoy  y un mañana…


“Te cuento, Beatriz, la historia de mi familia no la conocí  hasta el 2008, cuando  la vida me llevó a esas tierras. Estaba en un momento  de mucha pena, y mi ánimo no estaba en viajar... Entonces, Sara Pacheco me envía esa beca para que me presente... yo seguía negada... y la borré sin leer. La vida se encaprichó en que viajara, tenía previsto mostrarme mis orígenes... para que aceptara  mi tarea... que tanto dudé seguir en este camino o cambiar de rumbo... “

He seguido tu obra desde hace tiempo, y veo cómo las tramas se van entrelazando, desde el telar criollo y la cestería. Como tú bien dices, nada es casual cuando la tejedora está atenta a la memoria. Nuestro país es tierra de inmigrantes, de algún modo eso es compartido  por muchos de nosotros, y comprendemos mejor la experiencia  cuando los migrantes somos nosotros.  La tierra continúa el paisaje en la memoria…

“Ese año fue bisagra en mi vida... ahí descubrí que Santa Cruz de Tenerife era un lugar conocido... fue mágica esa llegada, era un día de lluvia, sobre las 7 de la tarde... en otros viajes, ese día no hubiera salido... pero me invitó a salir a descubrirla, y pregunté qué tan segura era esa ciudad... me dijeron que era súper tranquila... pedí mapa y salí a caminar por sus calles. Dos años después... llegué a saber  que mis abuelos paternos salieron de ese puerto...


 









Los maternos salieron de San Pol.  Luego,  desde santa Cruz viajé a Barcelona a conocer a primos maternos que me contaron mucho más de mis antepasados...
Ahí empezó mi viaje y la unión de pasado y presente. Lo que hago no es porque si... lo acepto y agradezco... A partir de ahí, trabajo mucho con mujeres... para reconocer juntas el placer de tejer, de juntar, de crear, ya que todas tenemos antepasados emigrantes , como tu bien decís.”

Silvia, tú insistes en que actualmente te es necesario abandonar la zona de confort. Qué significa esto para ti? A través de nuestros diálogos, te he visto siempre en búsqueda, y cuestionándote, incluso con el temor de mostrarte… Tú compartes lo tuyo con otras mujeres, pero seguramente aún te sientes en deuda, por aquello de estar “en una zona de confort”. Me gustaría una pequeña reflexión tuya sobre este tema.

Yo me refiero a la zona de seguridad. Seguro tiene que ver con mostrarme… explorar otras cosas. Descubrirme… tiene que ver con lo que nos paraliza… nuestros miedos. Estar en un espacio de seguridad… nos tiene con una “costumbre” con lo conocido que nos mantiene paralizados. Inmóviles.
Esta muestra es una intención de salir del tapiz y la cestería que si bien forman u ocupan un pequeño espacio… hay áreas de investigación nuevas… instalaciones… otros lenguajes… una apertura a lo nuevo… a lo desconocido… explorándome, con la ayuda de Alejandra, que acompañó el proceso.

A través de tus fotos,  me resultan muy intensas las minis trabajadas con costuras y veladuras de telas leves sobre el tejido de corteza y corazón  de palmera.






















Y también las esculturas en forma de semiesferas... tan insinuantes...























Silvia se pregunta: “¿Crees que sólo las personas privadas de libertad tiene una mirada acotada del afuera?
Todos en mayor o menor medida estamos presos de nuestros miedos, algo que nos paraliza, inmoviliza, que no nos permite salir de nuestro estado de seguridad, de lo conocido, para tener una mirada más amplia de la realidad; para eso hay que hacer movimientos, cambios, descubrirnos, explorarnos y dar un gran salto a lo desconocido…
En una forma simbólica esta instalación nos invita a reflexionar sobre el tema, y hoy… ¿mirarás por la mirilla? o te atreverás a descubrir algo más… 




Será una gran experiencia para el público, acceder a la muestra de Silvia Umpiérrez, “Inflorescencias”, en el Museo del Gaucho y de la Moneda, avenida 18 de julio esquina Julio Herrera y Obes,   del 29 de junio al 25 de julio. 2017.































miércoles, 14 de junio de 2017

Tatiana y la SILLA MÁGICA


Hace dos años, tuve el privilegio de conocer a Tatiana Rivero Sanz, una artista canadiense (fotógrafa, poeta, escultora) nacida en Barcelona, y la oportunidad de publicar una extensa entrevista en la excelente revista Arte, dirigida por Alicia Haber. Comparto algunos fragmentos de aquel reportaje, para dar cuenta de su actividad actual.


Tatiana en el estudio, con la mariposa.


…““empecé a dedicarme en serio a la fotografía, poesía, escultura, baile… hace ocho años… simplemente ya no pude más, - me confió Tana- tenía que sacarlo todo fuera… al principio escribí poesía para poder contar mi historia…, pero no sé muy bien cómo, de repente empecé a crear mis propios mundos en el estudio y ahora la poesía es el final del proceso…”

Así Tatiana, Tania, o Tana, Onceuponatimetana, como la conocí a través de la web, construye sus esculturas en las que el aire es protagonista,  y revela  su ímpetu  interior danzando a su alrededor… Aquella danza que había sido tan prohibida para ella desde su niñez y adolescencia,  termina liberándola para continuar su camino, el de la  fotografía, mientras canta en su interior los haikus que le ayudaron a expresarse.


La paradoja desaparece...

Ella me contaba… “Estaba tirada en la cama, todavía dolorida por la caída, los ojos en el techo, cuando comprendí que no podría continuar con mi proyecto de tomar fotos de la Naturaleza alrededor de la casa… simplemente no iba a poder hacerlo teniendo en cuenta aquellas alturas…
Era una noticia terrible.
Mis pensamientos se detuvieron. Me encontraba en un mar de silencio. Cuando oí una voz diciendo: “Toma fotos adentro”. “Adentro?  Miré mi dormitorio, por qué iba a tomar fotos del interior de mi casa cuando quería hacerlo afuera??  Otra vez, la sabia voz dijo: “Adentro, adentro. “Adentro, adentro”, me repetida a mí misma tratando de asentir.
There are gaps...


Finalmente, comprendí. Debía tomar fotos de mi mundo interior, documentar mis paisajes, mis memorias, mis pesadillas.
Los hombres se llevaron los muebles de mi dormitorio, tan grande como para crear un estudio para mis esculturas, y decidí pintar las paredes con colores de fuego, naranja y rojo. Mi sueño empezó a cumplirse.”
Tana, tu expresión nace de una idea que luego se transforma en una escultura, en una instalación que promueve la danza, y la escritura, que estuvo al principio de todo, reaparece al final…

"Si, Bea, tú conoces mis fotos, que nacen de un proceso que supone crear una instalación. Primero, creo un par de esculturas en el taller, que representan un dilema, un antagonismo. Allí, se desarrolla entonces una historia en la que bailo, y me vuelvo parte del espacio y de las telas, mientras al mismo tiempo tomo fotografías. De mi y del espacio… De este modo, estoy de los dos lados de la cámara."

Los materiales que usas para realizar tus esculturas, son textiles…

"Si, mis materiales favoritos son: 
La tela de tutu  (por su delicadeza... en las fotos es casi como una bruma... y también porque refuerza el tema del baile, y pertenece al universo de la mujer, las ramas de árboles, el papel y las telas sedosas.

Para mí es importante que visualmente mis esculturas hablen de la mujer...”

Este último año, ha sido muy intenso en viajes y exposiciones, para esta ciudadana del mundo. Bretaña, París, Roma, Milán, Nueva Orleans, Atenas, y de regreso, Vancouver…
Tana  me cuenta de sus últimas experiencias, que la han llevado a una nueva manera de expresarse… la fotografía-retrato, en La Silla Mágica..
"A veces las cosas nos encuentran… yo tuve que coger un avión, cruzar un continente y un océano hasta llegar a mi primera silla mágica, en Grecia. Sin pensar, como siempre, acepte participar en un Simposium de Pintura Internacional… yo estoy habituada a pintar las paredes de mi estudio…. a lo salvaje…. sin nadie alrededor, sola, perdida en mi mundo… pero aquí en el ático del hotel donde nos encontramos todos los participantes del Simposium, sólo había un lienzo de tamaño mediano para cada uno y todos a mi alrededor pintaban con suma compostura, con pincel! Por un momento pensé… no puedo.
En Atenas.

Entonces, respiré… metí la mano en mi bote de pintura negra y empecé a salpicar, a maltratar mi lienzo, sacando toda la furia que tengo dentro, como siempre hago… luego, abrí el bote de pintura blanca y lo mismo…. Eso me hizo sentir mejor. Pero el caso es que mi pintura va unida a la fotografía, así que una vez que mi lienzo tenia forma… miré alrededor, silencio… todos seguían pintando, todos limpios, todos cuidadosos… yo para entonces ya estaba cubierta de pintura… sonreí para mí misma y pensé “no tengo remedio”.
En Atenas, diálogo entre esculturas antiguas y esculturas humanas, body painting, painting Photography

Cogí una silla que había al lado y la coloqué frente a mi lienzo, busqué la cámara que estaba en mi mochila y me fui preguntando uno a uno si querían posar en mi “estudio miniatura”.

Uno a uno dijeron que sí, por delicadeza primero, después por curiosidad y al final, después de tres días y de haber visto los resultados… acabé teniendo una cola de artistas que me pedían sentarse en mi silla. Después de cada sesión fotográfica, yo volvía a pintar y repintar el lienzo. Fue maravilloso.

En Atenas, body painting...


Y me di cuenta con cada sesión…. de que yo había llegado a esta silla… que esto era algo que yo tenía que hacer. Un capitulo nuevo en mi modo de trabajar. Distinto al trabajo en mi estudio, donde yo me adentraba en mi mundo. Aquí, en apenas quince minutos por sesión, me tenía que adentrar en el mundo interior de cada uno de mis modelos…. Tenía que conectar con su cara privada, su intimidad, sus miedos…

En Atenas, vieja mujer sabia.

Por fortuna me había traído un tutu de bailarina…. Sentada en el suelo frente a mis modelos, les ofrecía el tutu, con todas sus posibilidades…. “velo de novia”, “ángel”, “arlequín”, “mariposa con una sola ala” ..Una tras otra, las mujeres fueron eligiendo la opción de la mariposa con una sola ala…. Yo les preguntaba: “seguro?” Y les explicaba que “la mariposa tenía un ala rota”, que si estaban seguras…. “si” me respondían… Y yo sentía un vacío crecer dentro de mí…. entonces, les preguntaba: “ok, y qué ala está rota? La derecha o la izquierda?  Y me señalaban sin pensar “su ala rota”…. Y yo con mucho cuidado colocaba el tutu en el otro brazo…. Y nos mirábamos, el vacío era tan tremendo, yo les colocaba la otra mano sosteniendo su ala rota… y en silencio, les sacaba la foto…

La mariposa y el libro.
Con cada modelo (del grupo de las mujeres) yo volvía a ese espacio vacío, reprimido, doloroso, oculto…. Para ellas era su primera vez, pero yo las veía una tras otra elegir la misma imagen…. Y empecé a ver que ese vacío…. Ese lugar al que ellas me traían…. Era exactamente igual que mi estudio en casa. Sin haberlo previsto, de pronto estaba de nuevo en un espacio familiar, estaba en casa…. El ático del hotel había desaparecido, nada importaba… mi vestido blanco estaba cubierto de pintura, mi cámara estaba cubierta de pintura, chorreones por todas partes… pero, lo que importaba era esa imagen de alguien roto que yo tenía que capturar…. Mi cámara era el único testigo, de rodillas, frente a ellas, me entregué... entendí su dolor y me comprometí a crear una imagen que fuera bella… a que la belleza, no el dolor, fuera lo que ellas vieran en mis fotos.


De regreso en el estudio...


Volví a Vancouver. Y en un mes, tenía mi stand en la feria de arte internacional de la ciudad y pensé en volver a colocar una silla y un lienzo… y ver  si volvía a pasar.


Art Vancouver 2017

Así que de nuevo me encontré explicando las posibilidades del tutu… estaba vez traje un pequeño maletín con una selección de objetos: unas tijeras, dos caracolas (una pequeña, otra grande), un pajarito origami, un ovillo de lana, un dedal, una manzana, un espejo…

Vancouver faces

Vancouver Faces.



Vancouver Faces
 Y de nuevo, en apenas quince, veinte minutos 
me encontraba cada vez en ese espacio, en ese vacío donde todo duele, donde no se habla, donde sólo los ojos hablan…. Y con la cámara yo intentaba dar dignidad, dar esperanza, dar compasión a cada una de las historias, mi cámara, único testigo…

 
Vancouver Faces
Vancouver faces
Y como siempre, sin pensar, apenas dos semanas después, volví a aceptar formar parte de otro evento, por tercera vez en un corto plazo de tiempo mi “estudio” era un lugar público, había un lienzo y una silla enfrente de mi… y volvió a pasar… mis modelos se abrían, les cambiaba la cara, me contaban sus historias, y yo con toda la dulzura posible les sacaba fotos.

Vancouver Faces

 
Raw Vancouver
Magia. Algo mágico ocurre cuando dos personas se encuentran frente a frente y se miran y se eligen objetos y se sacan fotos. Para mí, como fotógrafa-artista, este nuevo modo de sacar fotos me ha cambiado... Trabajar rodeada de extraños, me aterraba…. Pero, en el momento en que hay alguien sentado en mi silla, se me olvida todo lo demás, solo existe esa persona y yo… y la historia que mi cámara tiene que contar.

Gracias, Tatiana










viernes, 9 de junio de 2017

Buscando las fibras para tejer la Vida, entrevista con Susana Roslund.

Susana Roslund es finlandesa, y hace más de 25 años que vive en México.

"Oración", tríptico. Sexta Bienal Internacional, México, 2011

Nos conocimos a través de la VIa Bienal Internacional organizada por el WTA en ese país.
Cuando busqué las fotografías de los Salones para compartir a través de la Internet, encontré una obra que me fascinó en el Salón "Las fibras que atan a México" y la publiqué sin saber quién era su autor.

Un día, encontré un mensaje de Susana en el que me contaba que la obra era suya. Y desde ese momento las dos hemos estado en contacto, encontrando muchos intereses comunes. A través de nuestro diálogo, he podido conocer y admirar su obra, y la esencia de su trabajo con las fibras vegetales.


El relato de su proceso, me resulta conmovedor.
Paisaje de Finlandia

Bien, Por dónde empezar, Beatriz?  Creo que por mi infancia. Nací entre el mar y el bosque en la costa finlandesa, (en 1959).Simplemente el lugar, el campo y sus grandes ausencias... de gente y distracciones, te da mucho tiempo para observar... y aunque no fue una observación consciente, mis ojos se impregnaron para siempre con esos pocos colores... los verdes intensos del verano, los amarillo-rojizos del otoño, los muchos matices de blanco del invierno y nuevamente el frágil verde de la primavera. Agrega a eso que tuve la suerte de crecer con una abuela que desde que me recuerdo me llevaba consigo, en sus interminables caminatas por el campo, donde con una paciencia infinita me enseñaba todo lo que sabía  sobre las plantas locales, dónde encontrarlas, en qué momento cosecharlas, cómo prepararlas, qué uso medicinal tenían y otros usos relacionados. Un conocimiento que me parecía muy aburrido a esa edad (de 4 a 9 años, más o menos) pero al cual nunca me opuse por el grandísimo respeto que yo tenía por mi abuela.

Y un día dejaste tu tierra para emprender tus viajes...

Si, tan pronto me hice mayor, supe que necesitaba ir a encontrar mi camino. Quizás intuía ya a esa edad, que mi vida sería una búsqueda....de muchas facetas mías que por alguna razón estaban regadas por el mundo. Así que, en cuanto terminé mis estudios básicos, me fui, en busca de algo... que todavía no lo tengo muy claro, pero sabía que era de absoluta importancia.

La vida me llevó a viajar mucho, conocí gran parte de Europa, viví en varios lugares, algunos años en Suecia del Sur, y otros tantos en Gracia. A pesar del estilo nómada que había adoptado, logré estudiar Filosofía y Letras dos años en la Universidad de lund en Suecia, algo que me interesó pero no lo suficiente. Abandoné la universidad para estudiar arte, y empecé tomando clases en un instituto local. Probé muchos materiales, sin identificarme con ninguno. Y no fue hasta llegar a un taller de fibra, donde por primera vez toqué lino y cáñamo, que sentí que aquí había algo con lo que yo me podía relacionar.

La Vida muchas veces dirige el camino, sin que uno entienda los porqués, por lo menos, no en el momento. Así fue como llegué a México. Yo estaba buscando algún lugar donde pudiera penetrar más profundamente en el misterio de las fibras. Me parecía que la manera como eso se manejaba en Europa no me era suficiente. Tanto el lino como el cáñamo se compraban ya procesados, y para mi eso era como ser pintor sin saber de dónde venían los pigmentos. Así que, cuando una amiga me invitó a venir a México para ver  lo que allí se podía aprender, aproveché la oportunidad sin pensarlo dos veces. 

Cuéntame de tu experiencia en México
"Caminos Cruzados" En Escritura Ancestral, 2011.


  Llegué a México en 1990, con una maleta llena de deseos y muchas ganas de experimentar. Después de un recorrido por todo el sur del país, en busca de un taller de fibra, el único que encontré en esa época, fue en San Miguel de Allende (Guanajuato) donde me inscribí y donde me quedé por dos años.  Dos años, absolutamente mágicos donde gracias a mi poca versatilidad en el idioma español, estaba en un mundo “aparte”, un mundo donde no tenia compromisos ni obligaciones con nada ni nadie más que con mis enormes ganas de aprender, trabajar, experimentar. Cuando llegué a ese taller no se trabajaba más que unas pocas fibras orgánicas, y eso de forma bastante primitiva. Pero pronto empezamos a peinar los alrededores de San Miguel, en busca de nuevas fibras y cuando dejé el taller había unas 30 fibras experimentadas. Fueron unos años de una creatividad desbordante y para mí claves, en mi desarrollo como artista. Fue ahí que entendí, que yo había llegado a México para re-encontrarme. Había  tenido  que dar la vuelta al mundo para andar nuevamente en los campos de mi infancia, para estar nuevamente en un contacto íntimo con un elemento (las plantas) cuyo lenguaje había aprendido desde  muy pequeña. Ahí, en el campo mexicano, estaba yo nuevamente en contacto con mi verdadera esencia y de alguna forma retomando las enseñanzas de mi abuela, y fue ahí que me di cuenta que ella me había preparado para mi destino,  revelar el lenguaje de las fibras, no de forma científica, sino más bien de forma poética.


"Cuento sobre hoja suelta", detalle


Luego de abandonar el Bellas artes y San Miguel, viví un rato en Oaxaca, pero pronto me instalé en México D.F. donde encontré una casa que me hacía sentir en el campo, y donde había espacio suficiente para instalar mi propio taller. Desde entonces he estado trabajando de forma diaria con las plantas. Después de veinte años, tengo ya una experiencia y conocimiento acumulado de unas cien fibras mexicanas, un conocimiento que algún día espero convertir en un libro de enseñanza., 

A través de tu relato puedo ver que tu trabajo actual es producto de un largo proceso...


"Hojas sueltas..."


Si, todo este proceso (quiero aclarar) es parecido a hacer papel, es decir trabajo por medio de agua, así que no tiene nada en común con un proceso textil tradicional. Siempre uso las fibras de la forma más cruda posible, porque justo ahí está lo que me interesa. Cuando empecé este trabajo, me llamaron  mucho la atención los códigos naturales inherentes de este material y voy a explicar a  que me refiero. Cuando uno corta cualquier planta, se revela un diseño, un patrón… es decir su esencia, en su tallo. Pero lo que la mayoría no sabe, es que después de hervir, lavar, golpear es decir deshacer y moldear esa planta por completo, en cuanto uno empieza la parte creativa, y toma la masa en los manos para empezar a moldearla… la fibra busca retomar su patrón original! Es decir, la esencia es completamente indestructible, tanto en el ser humano como en el reino vegetal! Y es justo esa esencia, esos patrones misteriosos, ese lenguaje propio de las fibras  lo que me fascina y me interesa revelar como parte intrínseca de mi obra, aunque siempre en relación  a mi propio lenguaje.  

Te puedo entender muy bien, porque también he experimentado la magia de hacer el papel y mezclarlo con la celulosa de las plantas (aunque en mi caso se trata de las flores y sus resinas). me gustaría saber cuál es la fibra que has trabajado para exposiciones como las del WTA y del Festival Cervantino.

En mi última serie de trabajos, llamada "Escritura Ancestral", trabajé con un solo tipo de fibra, la fibra de ixtle. Esta fibra me interesa por varias razones. Primero, es una fibra cuya historia está entrelazada con la historia misma del país, y ya se usaba en tiempos prehispánicos para fabricar tanto ropa como utensilios. Es una fibra muy dura, ruda, poco glamorosa y de uso común, es decir, cotidiano. Justo las fibras así, de uso popular, me gustan, porque existe un reto muy grande en el acto de la transformación, tanto la transformación a nivel simbólico, como real, tangible.

 Veo que algunas de tus obras están como tejidas, el resultado es realmente escultórico. 


Caminos Cruzados.


Yo empecé a "tejer"no porque me interese el arte de tejer en si, sino que lo que me interesa es la parte simbólica, la parte mitológica de ese quehacer. Ese arte es algo tan antiguo como el hombre mismo, algo muy visible en nuestros mitos cuyos relatos están llenos de dioses que tejen... nada más ni nada menos que los destinos del hombre. Es decir, es un quehacer tanto cotidiano como sagrado. Y si es así que los dioses tejen nuestro destino,, entonces nosotros somos las co-tejedoras... de ese destino. Y si esa es la herencia, entonces me parece de lo más interesante el arte de tejer... una forma sublime de conectarme con un pasado ancestral, para interpretar ese legado de forma moderna, actual..

Yo siento que la vida es una cuestión de recordar, a mi me parece que cada vida es sólo un fragmento de una historia mucho mayor, una historia que por cada vida se revela más... es como ir haciendo un rompecabezas. Y ahí el tejido me parece ideal, tomo los distintos fragmentos o "hilos" de mi vida/mis vidas, y me pongo a tejer... y cada pieza de alguna forma me revela la historia más completa de mi misma. El tejido revela automáticamente las partes "no visibles", las partes más difíciles de entender. En otras palabras... es una forma de ir entendiendo tu propio destino.

Susana, tú expresas de una manera muy íntima y conmovedora, algo con lo que muchos de nosotros estamos de acuerdo. Como decía una colega colombiana, "Al tejer se contempla la vida, se la hace alegre y ritual a la vez" ( María Teresa Guerrero). Lo que me llama mucho la atención, son los colores que usas para tus propuestas, la fibra natural, el negro, y el oro...

La exposición "Escritura Ancestral", fue creada en sólo tres colores: Blanco, Negro y Oro. Eso es el resultado de una reflexión sobre el mundo en general. Creo que una de las enfermedades de los tiempos actuales, es un desequilibrio muy grande entre las dos fuerzas básicas, es decir, lo femenino y lo masculino, donde lo masculino tomó las riendas desde los tiempos de los griegos


"Hojas sueltas", Escritura Ancestral.
antiguos... hace mucho más de 2000 añios, para formar un mundo basado en una lógica racional, donde nosotros nos sentimos dueños de la madre tierra y por ende, dueños con deerechos de explotar a nuestro antojo. Por la falta de un equilibrio femenino, (sensitivo) no hubo contrapeso a esa manera de pensar, y los resultados de esa corriente intelectual ya son muy visibles. En muy poco tiempo histórico hemos logrado destruir nuestro entorno como nunca antes.



"La Hija del cielo y de la tierra..." hilo de oro y semillas de maíz.

Asi que, simbólicamente quise restaurar ese equilibrio perdido. Tomé lo blanco como símbolo de lo femenino, por la luna, por lo etéreo, por lo suave, por lo incluyente que es. El negro simboliza lo masculino, por lo duro, agresivo, prepotente de ese color, y por fin el oro, cuya esencia es la elevación, la pureza sublime. Así procuré crear toda esa serie en un equilibrio total, donde por cada pieza blanca sigue una negra y termina con oro. Es decir, creo... que tal vez el oro mitológico, es justo eso, un estado donde esas dos fuerzas están en equilibrio y el ser humano llega a otro nivel de conciencia más elevada..

Por fin Beatriz... te diré que siempre me interesaron los mitos, la historia del ser humano... de dónde venimos, y hacia qué ... vamos. Esa también es una de las razones por las que vivo en México, no me siento "en casa" en una cultura nueva, necesito ruinas y mucha historia debajo de mis pies, para sentirme bien... la misma razón de por qué Grecia y todo el mediterráneo me es familiar y cómodo. Yo misma, tal vez, soy "anticuada"... no me siento para nada de acuerdo con los ideales actuales. No estoy de acuerdo con que pensemos que este planeta y lo que contiene es de nosotros para usar y desechar , un pensamiento que ha creado esta realidad "de plástico", artificial en gran medida, que no sólo se refleja en nuestro entorno, sino que también ha afectado al ser humano. Y para mi, las fibras orgánicas son una contra-propuesta a esa manera de mirar el mundo. Creo que estamos en un momento histórico en el que sí importa el material que usamos. Sí importa si uso un material que convive con mucho respeto y armonía con nuestro entorno, que no contamina, y cuyo proceso tampoco contamina. El material que usamos como artistas se convierte en un "statement" y de qué sirve, por ejemplo, (y tomo un ejemplo común) hacer una campaña "verde" con fotografías en carteles gigantescos, si todo ese proceso es altamente contaminante? O hacer instalaciones de tema "verde" donde usan puro material sintético? Creo que hoy en día, ser artista incluye el deber de tomar conciencia, pero no de manera artificial, sino de forma auténtica... empezando por el acto creativo y los elementos involucrados.



"Escritura Ancestral", Festival Cervantino, octubre 2011

La exposición Escritura Ancestral, se mostró en octubre del 2011 en el Museo de Guanajuato, durante el Festival Cultural más importante de México. En dicha oportunidad, los países nórdicos fueron invitados E`peciales, y Susana fua convocada por la Embajada de Finlandia Para exponer en las salas del Museo Diego Rivera , su "Escritura Ancestral, que consta de 27 piezas trabajadas en la fibra del ixtle.

Sus