viernes, 26 de julio de 2024

La Tenet 2012 en ARTE Magazine.

  En el año 2012, Alicia Haber, critica de arte del Diario el Psis de Montevuideo, me invitó a publicar notas sobre arte textil, en la revista que dirigía, ARTE MAGAZINE; publicada por dicho diario. La experiencia me interesó, y escribí unas dieciocho notas que desaparecieron de la web cuando ella dejó su trabajo de curadoría en el diario. Hoy intenté buscar alguna en mi ordenador, y encontré la de la Tenet 2012, que comparto.

El 8 de mayo de este año se inauguró en A Casa Museu do Objeto Brasileiro, con un coctel al que asistieron 650 personas, una exposición que congregó a 70 textilistas, para usar un vocablo inventado por nuestro maestro Ernesto Aroztegui. El término tiene una amplitud que permite cobijar a muchos cultores de esta actividad llamada textil. En palabras de Juan Ojea, uno de sus organizadores, un mix de artistas, diseñadores, artesanos, escenógrafos, bordadores, y todo lo que tenga que ver con hilos y su realización.

El título de la exposición es, por demás original: TENET 2012, ya que se trata de una segunda versión del evento.

 ¿Por qué TENET? Porque es la abreviatura de TEcendo en la NET.

 He conocido esta linda experiencia del TENET 2012, a través de los comentarios del diseñador y artista textil Juan Ojea, uno de sus organizadores, y alma mater del proyecto.

En el año 2010, Juan tuvo la buena idea de publicar en el FB, una foto tomada en 1986 en el atelier de su amigo y colega Renato Imbroisi con el título de “Arqueología textil.”

La foto generò más de 100 comentarios, y en muchos el deseo de un reencuentro, gente que seguía trabajando con los textiles, pero en forma dispersa, por muchos lugares del Brasil. Esta es una prueba fehaciente de que las redes sociales se pueden usar de muchas maneras, y que esto depende de la voluntad de los usuarios. Un buen ejemplo lo constituyen los lectores de esta Revista…

Es Entonces que Ojea se pone en contacto con Renato Imbroisi, diseñador muy vinculado a los sectores artesanales, tanto en Brasil como en Mozambique, a donde viaja frecuentemente como docente de una ONG, y Marta Meyer, textilista que vive entre San Pablo y el Norte de Brasil, y que tiene experiencia en eventos por haber trabajado en el Museo do Objeto Brasileiro de San Paulo.

Entre los tres, deciden organizar un Encuentro con 50 artesanos, artistas y Diseñadores Textiles (el número se eligió, porque es lo que puede tener espacio en las Salas de los Hoteles).

 Decidieron, por lo tanto, enviar por correo a cada participante una caja con algunos hilos de algodón y un trozo de tejido, todo blanco.

 Cada uno debía elaborar una obra con esos materiales, pudiendo agregar como máximo un 20% de otros materiales.

Juan Ojea: “En el fondo, la idea del blanco era entregar como una hoja en blanco, diciendo haz lo que quieras.  ¡¡¡Imagínate el susto que cada uno se llevó al recibir esa caja por correo!!!

El día del Encuentro, cada uno llevaría su obra, que sería colgada en el Hotel, de forma improvisada. Fue fantástico. 50 creadores de diferentes lugares y estados del Brasil, uno al lado del otro intercambiando experiencias…

Tal fue el suceso, que Renata Mellao nos convidó a llevar esta exposición improvisada a “A casa Museu do Objeto Brasileiro”, dirigida por ella.

 Así, tres meses más tarde, se inauguró la Primer Tenet. Su nombre corresponde a su origen en FB, o sea, TEjiendo en la NET.”

Beatriz Oggero: Cómo conocí a Juan Ojea: nuestro encuentro fue a través de la Internet, más particularmente, a través del FB. En ocasión de la VIa. Bienal Internacional de Arte textil, México 2011, AIRE, fui publicando entre mis álbumes todas las fotografías que me llegaron de los Salones en las tres ciudades, Zacatecas, Oaxaca y México DF. Puse el nombre de los autores en todas las que pude, pero en una de las fotografías del Salón Gran Formato, había tres obras cuyos autores me eran desconocidos. Por ahí apareció Juan Ojea, explicando que una de ellas era la de Eva Soban, artista brasileña amiga suya. Pues bien, desde ese momento Juan y yo hemos estado en contacto, y supe que es argentino, y que hace más de 35 años que vive en Brasil, desde 1976, en San Paulo, lugar que ha adoptado como residencia definitiva después de haber viajado por otros de Latinoamérica.

 El extraordinario don de gentes que posee mi amigo, explica la gran convocatoria que obtiene para los proyectos que realiza, y todo eso con generosidad y humildad, no poniendo a ningún participante, antiguo o principiante, por delante de otro. Juan me cuenta que, en 1978, después de haber participado en la 2ª. Trienal de Tapicería realizada en el Museo de Arte moderna de San Pablo, organizó la Tercera, junto con Norberto Nicola y Eva Soban. Posteriormente el Museo no dio continuidad a la Trienal, y los años fueron pasando.

Con respecto a este trabajo, Ojea recuerda que el contacto con Nicola fue muy importante para su formación personal, ya que después organizaron juntos el montaje de varias exposiciones importantes, como la del Arte Plumaria, que dio mucho que hablar, en la 19 Bienal de S. Paulo. –Nuestro maestro Ernesto Aroztegui nos habló mucho de esta exposición.

Nicola falleció en 2007 y para Ojea, su ausencia creó un gran vacío, porque era un gran maestro en el arte de “construir eventos, de hacer acontecer, y de coser políticamente…”

 Creo que aquí él se refiere a cómo el maestro podía conciliar y atraer a los artistas textiles de los diferentes estados del Brasil, cosa que actualmente él mismo   está logrando con los eventos TENET, a los que, de algún modo, Juan considera su legado... algo que muchos podemos entender, ya que también tuvimos un gran maestro, en el arte de convocar voluntades.

Juan Ojea: El resultado de esta primer TENET fue tan movilizador, que este año realizamos la segunda, la TENET 2012, des caracterizando el hecho aislado y consolidando la continuidad. El Cocktail de inauguración de TENET, ¡¡¡tuvo más de 650 personas!!!

Este año decidimos mantener el Encuentro y el tema como eje y permitir la libre elección del material, con la condición de ser ¡¡¡NEGRO!!!, pudiéndose incluir 10 % de color. La idea fue que el blanco está en el fondo de todo, incluso Newton está de acuerdo con esto, y partir del negro, es partir de la nada, del vacío, e ir rescatando el color a como dé. O Sea, como pueda aparecer.

El tema, en las exposiciones, es un asunto muy controvertido, pero a veces, tiene importancia. Bertold Brecht decía que a pesar de que los márgenes parecen oprimir al rio, son lo que le dan curso, de otro modo, se transformaría en un charco.

Esta Segunda Tenet, contó con ¡¡¡ 70 artistas!! De 15 ciudades y 6 estados diferentes. Gente como Zoravia Bettiol, de Porto Alegre, Henrique Schuman de Gamboa, llego gente de Minas, de Paraná, de Bahía… en fin, lo que comenzó como un chiste se transformó en el mayor evento textil existente en la actualidad en Brasil, y todo a través de la Internet, inclusive la organización, ya que Marta Meyer pasa bastante tiempo en el Sur de Bahía y Renato Imbroisi trabaja bastante en África, en consultorías de comunidades, o sea, dale Skype!!!”

Beatriz Oggero: Llegada hasta aquí, y fascinada con el relato, le pregunto a Juan, cómo se llevó a cabo esta segunda TENET, la TENET 2012…

Juan Ojea: “El ultimo Encontro TENET 2012 fue en el MUSEU DA CASA BRASILEIRA que tiene un espacio maravilloso con un bosque jardín de 6.000 metros cuadrados (doy fe que si, se pueden ver fotografías en la Internet)

La primera hora, fue aquel ¡¡“hola tu por aquí!!” y aquellas cosas, tanto tiempo!!!  (Que puedo imaginar muy bien, fue como el encuentro con tantos colegas y amigos en las Bienales del WTA…, y no se trata de chismes, sino de vivencias compartidas) …

“Preparamos un sistema de presentaciones basado en un invento japonés que se llama Pecha Kucha. Es un formato originalmente de 20 x 20, o sea, de 20 slides cada 20 segundos, construido para objetivar y evitar devaneos cansadores, después de varias presentaciones. Lo formateamos de 10 x 6, o sea, 10 imágenes con duración de 6 segundos, lo que da una exposición de un minuto por artista. Exige un gran poder de síntesis y teniendo en cuenta que eran 70 artistas…dio algo en torno de 1H30 a 2 Hs. Lo complicado fue que todos entendieran que tenían que enviar sus fotos hasta tal fecha, y en determinada secuencia.

Me escribían preguntando fotos de qué, si era de su obra…La respuesta era: no su obra ya seria fotografiada por un profesional, fotos de cómo quisieran presentarse, de trabajos anteriores, etc. En fin cada uno tenía que conseguir presentar su trabajo en esas 10 imágenes.

Ese material que recibía lo iba remandando para Porto Alegre que era la ciudad donde vivía uno de los fotógrafos contratados y que armaría la secuencia en una única presentación. (Santa Internet).

 

“Cuando comenzó, todos ansiosos, informamos que la presentación seria por orden alfabética, pero…de la Z a la A, ¡¡¡jajaja!!!  O sea Alexandre Heberte que sería el primero descubrió que sería el último ¡y la cara de Zoravia que resignada con su último… tuvo que ir corriendo a agarrar el micrófono!! En fin, te cuento esto para darte una idea de porque la TENET tiene esa fama de cosa sorpresiva y bien humorada.

Fue muy rica la presentación de cada uno y para nada aburrida. Acto seguido, estaba pronto el almuerzo en el restaurant del propio museo, que generó subgrupos determinados por las mesas.

 

“De tarde empezaba una parte que llamamos “Jugando en el parque”. En el jardín sacamos las fotos oficiales del grupo junto y luego (cada uno había sido instruido a traer un trabajo suyo, no precisaba ser una obra, sino alguna cosa para ser cambiado con otro.) Para esto usamos un sistema de amigo secreto donde en el centro estaban todos los trabajos empaquetados, y por sorteo alguien elegía uno, así, sin ver; el siguiente podía sacar otro o robar el que los anteriores ya habían sacado. En fin después de mucha risa, todos salieron con un trabajo de otro, y en el desarrollo de la búsqueda, todos terminaron viendo lo que los otros habían hecho. Fue como otra mini exposición!!!

 

Esto fue un sábado, domingo libre, para asistir a eventos de la ciudad y el Lunes el Coctel de inauguración de la exposición en A Casa museu do objeto brasileiro, a pocas cuadras de allí.

 

Vale decir que nadie había visto la exposición ya montada desde el viernes, solo pudieron hacer esto el lunes.

En este segundo encuentro conseguimos esa secuencia, de encuentro el sábado y apertura el lunes, principalmente para que aquellos que llegaban desde lejos no tuvieran que hacer un viaje muy cansador. En fin, la logística mejoro mucho del primero al segundo TENET. Al principio pedí que enviaran la ficha técnica con la obra, después corregí, solicite el envío de la ficha por email. ¿Por qué?, porque por mail ya no hay que verificar la Grafía del nombre y Titulo, pues con el querido Ctrl C ya está la grafía perfecta escrita por el propio artista para ir para la grafica que hará los cartelitos de panel. Parece poca cosa, pero agiliza el trabajo.

 

Beatriz Oggero: Veo a través de los nombres y las obras presentadas, que allí se encontraron artistas textiles, artesanos y designers…

Juan Ojea: Si, ya me he preguntado si sería posible organizar un evento exclusivamente de arte textil, pero la realidad textil brasilera es un mix de arte, artesanía y design…

Lo más importante es que ese mix “Art and Craft”, llevó a la acción a gente que estaba medio parada en su quehacer, a retomar una producción. Puso en contacto a principiantes con profesionales de larga data como Zoravia Bettiol, Eva Soban, y muchos más… y el hecho de ser una exposición con montaje digamos, profesional, aproximó e indujo a entrar en contacto con fichas técnicas, embalajes decentes, fechas de entrega, en fin, de a poco, se va profesionalizando. Algunos participantes seguramente nunca habían tenido ese abordaje de colgar su trabajo en un panel con buena luz y “exponiendo”, o sea,  recorriendo un camino  más sólido para el creciente universo del Arte Textil.

Mucha gente dice que el textil es “discriminado”, que faltan espacios. Yo creo que eso es una muleta, lo que falta es actitud por parte de los textileros, de presentarse como Artistas Plásticos que eligieron la fibra como modo expresivo.

Si la aproximación fuese más madura, presentando proyectos profesionales, tengo la certeza de que los espacios se abren.

 Está bien, el Museu de Arte Moderno abandono la Tapicería hace años, pero ¿alguien presento un proyecto elaborado para retomarla? ¡¡¡Nadie!!!Ese es el lado importante de la TENET: que es bien humorado, con poquísimas reglas, pero que se enfoca en lo importante: Encuentro y formación.”

Beatriz Oggero  Las reflexiones de Juan, me recuerdan mucho a las de mi maestro, Ernesto Aroztegui… no en balde, ya que Juan también fue alumno suyo en algún momento,  y me invitó a participar en el evento que están organizando para el 2014, por idea de @Hemrique Schuman, para conmemorar el vigésimo aniversario de la ausencia del Maestro, así como Sonia Moeller, y Joana B de Azevedo Moura, que fue jurado de nuestro primer Encuentro Latinoamericano de Mini textiles, organizado por el CETU en Montevideo, y que está muy atenta a todo esto, ayudándome  a encontrar links en la web.

A todos ellos y a la siempre presente   Zoravia Bettiol los conocí en Montevideo, en alguno de nuestros Encuentros, cuando llegaba un ómnibus repleto de artistas brasileños y artistas argentinos que “cruzaban el charco” con la intención de compartir obras y lazos de amistad.  Son experiencias que, como dije una vez, nunca se olvidan. Muchas veces las ideas están, pero necesitan de la acción de espíritus generosos y audaces en el sentido de no temer al fracaso, como Ernesto, Nicola, Ojea, y la incansable Pilar Tobón, que ya lleva realizadas Seis Bienales Internacionales en el Continente.

Una vez más, la web nos conecta y nos hermana para poder lograr el propósito.

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CV de Juan Ojea

www.juanojea.com

 

Juan Ojea, nace en Buenos Aires, Argentina, en 1951,  desarrolla actividad artística desde 1974 y reside en Brasil desde 1976. Estudia serigrafía con Walter Polack en Montevideo, viaja por el Sur de Chile y Perú, investigando sus textiles indígenas, y estudia tapicería con Ana Foss en Buenos Aires, antes de instalarse en San Pablo, donde realiza en 1982 un curso de técnica del alto liso con Ernesto Aroztegui.
Desde 1977 expone periódicamente   en Brasil y a nivel internacional. Organiza junto con Norberto Nicola y Eva Soban, la 3ª. Trienal de Tapicería, en el Museo de Arte Moderna de S. Paulo, 1978, en la que actúa como jurado. 

Desde 1976 es docente en el área de los textiles en diversos institutos y universidades, especialmente en el SESC Pompeia de S. Pablo.

Participa en el montaje de importantes exposiciones, como la 1ª. Y 2ª. Bienal del Mercosur en Porto Alegre, la 24ª. Bienal de S. Paulo, y la mítica exposición de Arte Plumaria, en la 19ª. Bienal de Sao Paulo. Organiza y realiza el montaje de TENET 2011 y TENET 2012.



martes, 7 de septiembre de 2021

 La tela de arakné.

Hace cuatro años, en 2017, al regresar de la Septima Bienal Internacional de Arte Textil WTA en Montevideo, encontré que mi taller estaba atiborrado de hilos sobrantes de todas mis últimas obras, todas tamaño maxi.


Entonces decidí reciclar, haciendo cordones, y por supuesto, fueron cordones de todos los colores. 


Pensé que sería lindo imitar a las arañitas de mi jardin pero no para realizar una tela tan estructurada como las suyas, sino inspirándome en lo que queda de ellas, después que el tiempo y los vientos las fueron transformando.




 Para lograrlo, cada cruce fue una propuesta y un color diferente. 



 La tela fue creciendo, y llegó a medir un metro cincuenta por tres metros, con un peso de unos siete  kilos, porque sus hilos son cordones doblados realizados a mano con  hilo de cobre, y mezclas de hilados de algodón, poliester y viscosa,  unidos por costura con el mismo hilo de cobre. 













Muestro algunas fotos del proceso y también de su estructura final tomadas en el taller, 






y otras en el jardín, ya que  la obra admite muchos pliegues y transparencias. 











Agregué  una  que da cuenta del largo sobre un fondo negro, donde se puede apreciar por contraste  su verdadero colorido.


martes, 31 de agosto de 2021

 

De la correspondencia con Magali Sanchez Vera, "Buscando el color."

En 2009, Magali me decía:“El tejer se ha vuelto tan inseparable de mi vida que a veces no siento que haya límites entre la realidad exterior y la realidad que vivo entre las tramas y urdimbres, en mi pequeñísimo taller sobre la azotea de mi casa, donde me acompañan mis perros y gatos, y apenas entran mis hijas porque la soledad y la música son lo que busco, en este barrio viejo y gris, cercano al puerto.”

... Pero algunas cosas quedan como prendidas en el aire del taller, y tengo la impresión de que si no me las saco de encima, quedarían flotando hasta subir y frenarse en la claraboya, así que es mejor ir limpiando el ambiente de tales neblinas.



Cuando empecé este tapiz, marzo del 2003, fue casi “demasiado” sobre ruedas. El cartón me costó un poco, pero en los calurosos días de febrero se resolvió con unas pocas y caseras fotos, y una ampliación parcial en mala impresión y peor papel. Lanas, prácticamente sin comprar, la idea era utilizar todas las existentes porque están demasiado viejas y llenas de recuerdos y significados, así que llegó el momento de emplearlas para darles el verdadero lugar. Lanas heredadas del Maestro, de Soto, lanas rescatadas de prendas viejas de la familia, con el recuerdo de las manos grandes de mi tía y nudosas de mi madre, una deshaciendo la manga o el cuello de aquel buzo con ese marrón tan único; la otra ovillando y formando ese huevito tan perfecto entre sus manos, nunca una esfera como hace todo el mundo… y el mate interrumpiendo la tarea, y la radio sonando allá al fondo. Lanas traídas de Bolivia, mezcladas a las que fueron y volvieron, lanas teñidas a mano con mis alumnas aymaras, lanas compradas en el Alto, asomando en bolsas gigantescas donde casi semanalmente yo hundía mi cara para impregnarme de su olor y terminaba acostada entre ellas, de cara al cielo y rodeada por la risa de las cholitas. Siempre bajaba con algún color distinto entre los brazos, un día era alpaca, otro oveja, otro vicuña. Eran colores naturales, cada uno distinto al otro por pequeños matices de arena, marrón, negro, gris. Cada uno con su olor, con su peso y sus abrojos y pajitas pegadas. Y las recorridas por el Centro, comprando los ovillos teñidos en Perú y devueltos a La Paz, verdes, mostazas, marrones y más marrones. El negro con mezcla de gris y el gris con mezcla de negro. Los ovillos carísimos, de alpaca casi sin olor, y con un peso enorme, y al tacto, parece que siempre están húmedos, pero de una humedad extraña, no mojada. Y es el aceite natural, la grasa del vellón. Uno los aprieta y parece que estuvieran rellenos, pero casi no se puede hundir los dedos en ellos. La vicuña en cambio, esponjosa, muy cardada, sutil, volátil, tenue, para pensar en una tierra de horizonte, en un camino a la distancia. La oveja, siempre fiel y más rústica, de colores infinitos, de grosores de todo tipo, mezclada a sintéticos, pura, torneada, junto a hebras distintas. Marcas, tamaño, colores, todo es variedad. La oveja siempre pierna.  Los sintéticos, no queridos por mí pero siempre a mano por si falta un color intermedio, una hebrita para ese degradé que se vuelve difícil. Y el algodón! El peruano, sin duda el mejor, suave pero firme, muy torneado pero moldeable, de tintas insospechadas hasta hace pocos años. Accesibles. El brasilero más mercerizado, el chileno más basto. En fin, materiales que me acompañan desde hace treinta años, que se van acumulando porque más de dos metros ya es guardable. Y que en el momento de elegir para esta pierna o aquel pedazo de cielo, se van abriendo de las bolsas y cayendo sobre el piso, sobre una sábana blanca para hacer más neutral el fondo. Y allí empiezan a asomar: este ovillito usó el Maestro en “el Nido del Faisán” su mejor tapiz. Este rosadito lo usé en los pies del “Ala-Oso”. Éste me sobró de una reproducción para Ernestina, y este verde era de Gracia Cutuli. Empiezo a leer en las lanas los tapices reproducidos para juntar dinero y comprar mi telar. Las reproducciones de los Mancebo, que salían los bocetos de la cárcel a mi casa, y de allí convertidos en grandes Constructivos para Suecia. Mis propios tapices, dejando cada espacio tejido, una pequeña o gran huella de lana atrás. Algunas, compradas con la esperanza de ser el color perfecto y después descartadas, así que estaban intactas, en buenas cantidades. Otras, dejando pocos metros porque se gastó toda o porque había muy poquito. Estelas como telarañas que se cuelgan de las tramas tejidas y hoy se arrastran ante mis ojos, trayendo cada una su pedacito de historia. Uno mete la mano, revuelve, se deja convencer por puñados de colores, todos prometen dar ese que tengo en la cabeza,  exacto. Los tanteo, los huelo, los separo. Después… viene la urdimbre mandando y descartando. De los puñados quedan apenas cuatro o cinco, allí, sobre mi falda. El resto descartado se va amontonando alrededor, en desorden, para en algún alto al tejido, devolverlos a sus respectivas bolsas y naftalinas, prometiéndoles que “la próxima vez…”.

Y empieza a acercarse el color, nunca va a ser exacto al imaginado, pero algo se acerca, unas veces más que otras. Empiezo a probar las mezclas, a des-hacer las hebras, a des tornearlas, porque a veces están formadas por dos, pero se llega a seis o siete pequeñísimos cabos que uno va desgajando entre los dedos y dependiendo de la textura, se rompen a los veinte centímetros o permiten llegar a una gran hebra de un metro. Mezcla de cabitos, de hebras enteras, para formar una viable de ser tejida, a veces entran cinco o más colores. Y al final, después de pruebas y destejidas, allí está. Ese color, que de repente hace un centímetro y se retira para siempre, y nos costó desde el abrir las bolsas hasta el torneado personal de la hebra inventada. Y ya está. Ahora el proceso de vuelta, hay que inventar el segundo color. Y así sucesivamente, son cientos y cientos de invenciones casi siempre ocultas a los ojos posteriores. Solamente válidas para quien está en la búsqueda desesperada de ese tono que se resiste. Simplemente una veta de escasos centímetros en la totalidad de más de dos metros. Pero imprescindible, sin ella no venía la paz.

A veces me doy cuenta que el tiempo que se pone en formar hebras inventando colores, es mayor que el tiempo de tejido. Por qué esa manía mía de tener una paleta gigantesca, una orquesta sinfónica de colores, y no contentarme con ellos, ir a los derivados, a esas invenciones casi infinitas, para hacer centímetros ¿perceptibles para alguien que no sea yo?  Si Sosa teje con diez colores y Soto tejía con veinte, y lograban lo mismo o más todavía, por qué esa necesidad mía de apoyarme tanto en lo “oculto” del tapiz?  No lo sé, pero tampoco me propuse nunca cambiarlo. Mejor dicho, nunca podría tejer de otra forma, eso está clarísimo. Ese hacer las hebras con mi método, tal vez sea el preámbulo necesario para pasar de este mundo concreto de la materia a ese mundo irreal de la ilusión que promete cada tapiz. Mientras mis dedos manejan las lanas, mis ojos tratan de mirar para adentro y ver lo que estoy pronta a empezar, y tener claro la meta. Sólo para no llegar, obvio. Porque esto de tejer es como la utopía de Galeano. Sirve para volver a empezar, para seguir cada vez.

Me di cuenta un poco de esto el sábado, de tarde. Mate recién hecho. Un concierto de Rachmaninof, sol estable por la claraboya, el bunker solitario, silencioso y en penumbras. El taller como un fogón en plena actividad. El canasto gigante de marrones ya a mis pies, y yo mirando las lanas, me sonreí pensando “qué tarea más linda: de esta cantidad de hebras sueltas, de tan variados colores, tengo que construir un violín. Así nomás, como suena. Un violín, creíble, para Isabel que está sentada en el muro del Blanes esperándolo, y para quien lo vea después. De lanas construir madera… Linda tarea.”



La niña y el unicornio. El Oído. Para Isabel

 



 

 

 

 

 

  



 

 

 

 

 

 

 









jueves, 26 de agosto de 2021

 

Andrea Eimke es una artista alemana que vivió durante casi treinta años en la isla de Atiu, del archipiélago de las Islas Cook en la Polinesia. La magia de la Internet hizo que conectáramos y publicara un reportaje sobre su actividad con las tivaivai y los encajes en la revista Arte magazine dirigida por Alicia Haber.

Del extenso reportaje publicado, recupero una parte en la que habla de sus encajes, expuestos como “Tercer Espacio II” en la exposición Love lace, considerada una de las más significativas mostradas en el prestigioso Powerhouse Museum de Sidney, Australia, en 2012.

B.O.: Andrea, me interesan mucho  tus encajes, me gustaría ver fotos y  detalles, ya que para todos nosotros es una novedad el trabajo con las tapas.

A.E: En 2007, las Cook acababan de tener acceso al Internet de banda ancha. Una universidad nueva zelandesa (AUT, Auckland) nos ofreció cursos de estudios posgraduados extramurales. Me registré y decidí combinar mi material preferido polinesio, tela de líber (“tapa”), con mi técnica de bordado preferida, encaje, como medios para investigar la liminalidad permanente de una vida de emigrante voluntaria entre dos (o más) culturas. Volví a dedicarme a una serie de experimentos materiales y técnicas que me revelaron similitudes interesantes tanto con respecto al uso de las telas de líber como de los encajes en sus respectivos terrenos contrapuestos. Ambos materiales son tan difíciles y laboriosos de hacer, que se utilizaban como objetos de gran lujo, símbolos de riqueza pagana y sacra, y en ritos de veneración. Ni en español  (en que se confunde fácilmente con las tapas comestibles) ni en otro idioma me gusta usar la palabra de uso común “tapa”, porque cada idioma polinesio tiene su palabra propia para describir la tela de líber según su uso o el árbol del que se extrae.

B.O.: Donde aprendiste las técnicas del encaje, en los cursos de bordado en Dusseldorf, Alemania, o en la Polinesia?

A.E.: Aprendí las t


écnicas de encaje de aguja durante mi aprendizaje profesional de bordado en Alemania. En aquellos días, (a principios de los 80s) todo se hacía a mano y usar la máquina era casi como un crimen. La máquina de coser y yo n
La máquina de coser y yo n.os hicimos amigas solo después de empezar mi carrera artística en Atiu. Solamente me fui a un solo curso de bordado a máquina libre (sobre tela) en Australia en los años 90. Mucho de lo que hago hoy se basa en lo que aprendí entonces. Todos los conocimientos  – a mano y a máquina y las demás técnicas textiles, especialmente el encaje, me las he enseñado yo misma con la ayuda de libros o lo he desarrollado por ensayo y error.

  B.O.: me gustaría saber el grado de fortaleza que tienen esos tejidos, ya que los encajes son tan delicados...

A.E.: El líber más fino y blanco se obtiene de una especie de morera llamada Broussonetia papyrifera. Es la planta que en el Japón (donde se llama kozo y muy probablemente en la China y otros países) se utiliza para hacer buen papel.  El líber de plantas del moral joven (Broussonetia papyrifera), cuando es batido al máximo puede ser transparente y fino cómo el encaje (foto 1). En su estado mojado, el material es delicadísimo y se rompe fácilmente (foto 2). Pero al secarse, adquiere una fuerza sorprendente, debido a las fibras largas que lo atraviesan. En combinación con estabilizante hidrosoluble, los pude convertir en encajes parcialmente naturales y parcialmente cosidos a máquina (foto 3). Experimenté añadiendo fibras de otras plantas (Hibiscus tiliaceus) (foto 4), gasa de algodón (foto 5) y entretela no tejida de poliéster como material sintético más parecido a la tela de líber (foto 6).

B.O.: Veo que mostraste una instalación de tus encajes en Australia.

A.E: Si, pero aunque haya logrado exponer mi obra “Tercer Espacio II” en el prestigioso Powerhouse Museum de Sídney, aún me gustaría llevarla a otros países.  El efecto de la instalación en el Museo con sus muros negros es totalmente diferente al de la primera versión en la Casa Misionera del Colegio Teológico de Rarotonga, islas Cook.  Me interesa saber cómo podría cambiar su aspecto en otro ambiente, y lo que  los espectadores  pudieran recibir  y sentir  al verlo.

B.O.: He podido acceder a los videos de la exposición en Sídney, y tener una idea cabal de esto, me gustaría que me explicaras en español lo que dices allí…

https://www.youtube.com/watch?v=o-95x5LJ10A

A.E.:   Me alegro que hayas encontrado mis videos de la exposición en Sydney. Lo que digo en la entrevista es más o menos esto: hablo de usar materiales y técnicas provenientes de las dos culturas que enmarcan mi vida, la europea y la polinesia, para poder demostrar el espacio intermedio, entre las dos culturas, en el que vivo. Ellas son la tela de líber (tapa = polinesio) y – como  es un no tejido (non-woven) – su equivalente sintético, la entretela de polyester, la gasa de algodón (tejido = europeo), fibras de líber y el encaje hecho con hilo de polyester que los conecta. El encaje está hecho a máquina sobre un estabilizante soluble en agua que es necesario para soportar los puntos hasta que el encaje esté hecho. Una vez terminado, el encaje se mete en agua y el estabilizante se disuelve, dejando en el encaje solamente la fuerza de su soporte pero desapareciendo de vista. Es una buena imagen  de como veo mi función en este mundo insular de cultura diferente de  la mía. Había comisionado a un amigo para componer música que consistiera en sonidos de ballenas y pájaros kopkea que únicamente viven en nuestra isla, para  crear un espacio de audio  alrededor del visual, pero la composición resultó inadecuada para la instalación. Últimamente instalamos solamente el sonido de los pájaros. Se llaman kopkea (salangana, aerodramus sawtelli http://cookislands.bishopmuseum.org/species.asp?id=8265 ) y colocan sus nidos dentro de la oscuridad total del interior de una cueva subterránea (llamada anatakitaki – que suena como sus sonidos). Como dentro de la oscuridad no pueden ver, se orientan emitiendo unos sonidos chasqueados (suenan parecido a los delfines) y con un órgano sonar reciben la repercusión de las estalactitas dentro de la cueva que les dirige a su nido. Una vez que estuvieron instalados los sonidos, de repente me di cuenta del parecido de mis paneles de encaje con  las estalactitas de formaciones cristalinas a veces tan delicadas. Era cómo si los pajaritos estuvieran volando alrededor de nosotros por entre las partes de mi instalación.

 En cuanto a la tela de líber, siento que aún estoy al principio de un viaje de descubrimiento apasionante. Después de haber podido ver en los archivos del Museo Británico de Londres colecciones de “tapas” originales procedentes de la época de los navegantes como Cook y los misioneros ingleses, mi curiosidad continua en aumento.  Acabo de entregar mi aplicación de estudios de doctorado de arte y diseño a “mi” universidad. Espero  aún encontrar  revelaciones y asociaciones interesantes que puedan rescatar este material tan delicado y sin embargo tan durable y fuerte, de los sótanos de museo oscuros y del olvido de un pasado pagano a la luz de un desarrollo moderno y de una expresión artística de la vida contemporánea.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Lo textil, en la obra actual de Erika Ewel.


Siempre me quedó grabada en la conciencia, una cita de John Donne, un poeta  británico del siglo XVII, en la novela más famosa de Hemingway, Por quién doblan las campanas (1941). Dice así: “Ningún hombre es una isla… Nunca preguntes por quién doblan las campanas, están doblando por ti.”

Por eso, me sorprendió el título y el contexto
de la obra de Erika Ewel seleccionada en el Salón Gran Formato de la VIIa. Bienal Internacional de Arte textil, WTA, expuesta en el Subte Municipal de Montevideo. Octubre de 2017. “Somos islas”



“Soy una isla, Me encierro en mi isla, isla sin luna, isla sin sol, me siento sola… saltar al abismo…” dicen algunas de las frases bordadas en el damero de tafetán pintado en color terracota. Para los cuadrados crudos, ella ha bordado círculos y caminos que se pierden en los otros.
Qué pasa, Erika, le pregunté, cómo surgen estas frases depresivas que bordas?
“Surgen de mi impotencia”, fue su respuesta, “al ver tanta alienación, tanto individualismo en el mundo que nos rodea”, y continúan sus bordados… “Levantamos vacíos, fingimos indiferencia, ocultamos verdades, creamos silencios, construimos fronteras, habitamos abismos…”



Y puedo entenderla. Sentí lo mismo, a principios de los 90, cuando comenzó la era del individualismo, al que hoy el consumismo rampante  ha vuelto feroz.
Artista sensible, que se expresa con intimismo, ella  bucea en lo cotidiano y lo familiar, pero sus vivencias no le impiden estar en el mundo, al que sale a pesar de insistir: “no quiero ver, me encierro en mi isla, finjo felicidad, quiero desaparecer, sueño con una isla”… cuántas de estas frases identifican sin proponérselo,  a la propia artista?

Hace unos años, publiqué en este blog una nota sobre su exposición “Entre Puntadas”.  ( jueves 17 de setiembre de 2015).

Erika  ha creado desde el dibujo, el óleo y la fotografía, pero no desdeña usar esa actividad tan femenina del bordado, la costura, el teñido y de algún modo,  el collage,  una presencia con  la que se inició al comienzo de su trayectoria y que hoy  retoma, pero usando telas y utensilios textiles.



 Así lo pudimos ver en su última exposición en la Galería Puro de La Paz, “La línea del hilo”, donde usa telas oxidadas y bordadas a mano en formatos grandes y pequeños..





En las telas grandes de 1m x 2,50
que cuelgan en el espacio, 
 y casi transparentes, 
ha bordado territorios que recuerdan los de sus islas, 


y un collage de telas rasgadas cosidas 
nos recuerda aquellas formas vaginales a las que me refería en la antigua entrada del blog.


Lo nuevo en esta secuencia, es la aparición de las cruces.  Desde un punto de vista femenino y textil, las cruces que borda y dibuja en estas telas, se emparentan con las que presenta hoy en el Patio Colonial del MAN, invitada por los curadores del SIART a exponer una obra textil.


Esas cruces  colocadas en la pared del Museo Nacional, hechas de papel y fibras, no parecen ser de carácter religioso. Mi interpretación es la de que se trata de las cruces del tejido, que en realidad, son relaciones ortogonales. Y también relaciones que terminan como un símbolo de la vida de una mujer. O sea, de lo femenino. Un enrejado firmemente sostenido por las relaciones familiares… Todo el universo femenino está marcado por las relaciones, y por el intento de liberarlas. De ahí ese hacer y deshacer, rítmico y cíclico.


Permítaseme esta interpretación, ya que esta es
una idea latente que tiene que ver
con la motivación de Erika por lo familiar y lo íntimo. 

De algún modo, el deseo de liberación está presente en su obra de la Bienal, “Somos Islas”.




jueves, 15 de marzo de 2018

FUEGO... un proceso




A mediados del 2016, cuando recibí la generosa invitación de Alicia Haber y  Pilar Tobón para participar del  Salón de Artistas Invitados de la VIIa. Bienal Internacional de Arte Textil organizada por el WTA en Montevideo, comenzó un proceso que me llevaría 18 meses de realización. 

Un período atravesado por   muchas dudas y cuestionamientos, en el que el natural deseo por compartir ideas y  fragmentos de lo que iba logrando estuvo siempre  decididamente bloqueado.


Sé muy bien que no es necesario explicar el fuego, y que quizás  resulte bastante caprichoso tratar de materializarlo a través de un tejido, algo que puede resultar tan falso como una fotografía, una pintura, o un film… pero durante ese período de creación, intenté inspirarme a través de historias,  textos filosóficos y fotografías, sabiendo de antemano que es casi imposible dar materialidad a una forma de energía sin la cual la vida del hombre no podría existir.





Al principio, la obra no tenía que ver con el fuego… la idea era tejer módulos con la forma y los colores de las llamas, lo que suponía una especie de juego, pero paulatinamente la propuesta se fue instalando, y el problema principal derivó a las dificultades del  montaje en un espacio que no era el definitivo, y tampoco el adecuado…







Una cosa es tejer los módulos, y una muy otra, organizar el montaje…y/o el traslado de la obra, constituida por siete módulos de 280 x 50 cm con un peso de 8 kilos, algo que tuve que revisar continuamente, para no exceder lo permitido.





Infinidad de opciones fueron planteadas durante el año, después de tener la mayor parte de las "llamas" tejidas, pero recién pude visualizar la obra cuando finalmente fue montada en el Salón del MNAV, gracias a la pericia del equipo de montajistas que interpretaron cabalmente la propuesta.









Hoy, varios meses después de terminado el montaje, y haber apreciado por primera y seguramente, única vez,  su presentación en el espacio otorgado,  sentí la necesidad, anteriormente bloqueada,  de compartir el proceso.