"Laberintos" Serie. 45 x 45 cm. 2915 |
El pasado jueves 10 de setiembre se inaugurò en la
Galeria “Blanco” de La Paz, la exposición “Entre puntadas” de la conocida
artista boliviana Erika Ewel.
Erika Ewel, (Santa Cruz 1970) vive y trabaja en La
Paz. www.erikaewel.com
He venido siguiendo su obra desde que llegue
a Bolivia en el 96.
En esta
exposición, presenta obras verdaderamente textiles, y quizás sea la primera vez
que la costura y los bordados son los principales protagonistas, aunque han
estado presentes de algún modo en muchas de sus obras. Una nueva audacia…
La artista me cuenta que comenzó a expresarse a
través del collage… y de este modo, inserta dibujos en óleos, otras veces son
bordados casi imperceptibles sobre lienzos pintados al óleo, y otros elementos,
a veces metálicos, como los corazones y la cadena que los une en su “Tríptico dorado”,
una obra de 1996, que forma parte de una serie con el tema de “Mujeres
cautivas”. Esa obra me resulta tan intensa, que casi siempre la identifico con
ella.
Erika usa el dibujo, la serigrafía, las fotografías,
muchas veces de familiares, que relaciona con recuerdos, (nostalgias de
su propio ser?) y donde la mayoría de las veces son figuras femeninas….
Porque es lo que más le motiva, expresar lo
femenino, desde una mirada delicada e intimista.
"Paisaje bordado", 37 x 37 cm. 2015 |
Quizás es por eso que sus dibujos de vaginas, y sus
oleos y fotografías de su propio cuerpo desnudo, mostrándose desde su propio
punto de vista, hacen pensar en la situación de la mujer, pero no ofenden.
Esto va de acuerdo con los títulos de sus series…
“La Mujer rota”, “Mujeres cautivas”, y muchas más a lo largo de estos
veinte años de producción artística.
El “Tríptico dorado” al que hago alusión, fue
analizado en el libro “La ciudad
imaginaria, un análisis sociológico
de la pintura contemporánea en Bolivia “ de Alicia Szmukler. "
Dice la autora:"En el pensamiento
cristiano occidental, el corazón es el lugar de los sentimientos
y los afectos; empero, para las culturas tradicionales, es el espacio de la
inteligencia y la intuición. Así, los corazones como extremos
de una vagina imaginaria, replantearían el tema de la sexualidad
femenina, desobjetivizàndola: el sexo, no como objeto, sino
humanizado, humanización que
no implicaría únicamente una actitud afectiva,
emocional, sino también mental, cerebral, por parte de la mujer. Se trataría
de una aproximación feminista a la sexualidad."
Hace un tiempo, Erika me mostró algunas obras de su
quehacer actual, que incluyen costura y bordado, de un modo más explícito que
en las anteriores.
Estas obras son las que forman parte de su última
exposición,” Entre puntadas”
Viéndolas,
recibí respuesta a mis interrogantes, ya que no tenía muy claro el porqué de
este protagonismo de la aguja junto al pincel, al tinte, y al desgarrado, que
forman parte, si, de mi propio mundo.
Erika me explica que
empezó muy temprano a incluir el bordado en sus obras. Y ahí surge como ejemplo
una vez más, el "Tríptico dorado" del 96, donde ella borda unas flores de lis
para enfatizar la impronta femenina, ya que está convencida de que la actividad
del bordado está asociada a la mujer, incluso cuando ella está inserta en el
mundo moderno… pero se trata de una inserción a medias: cumple los roles que la
nueva sociedad le reclama, reflexiona, pero sin abandonar los que la ¿antigua?
sociedad le requería. Los corazones están unidos por una especie de hilo
encadenado cosido al lienzo, agrega, lo cual intentaría crear una sensación de
sufrimiento y martirio porque la acción involucra a un objeto punzante que
atraviesa una y otra vez el lienzo.
Sigue su relato hablándome
de su serie de los “Wallpapers”, unos empapelados setenteros que su esposo encontró
en el depósito de sus padres… “estos
empapelados significan todos los conceptos que contiene mi obra: lo cotidiano,
lo femenino, el diseño en patrones, lo íntimo”.
En
esta propuesta, veo pintura, manchas, teñido, desgarrados,
Erika me dice que las
manchas la llevaron a definir el siguiente paso con las telas. De este modo, rescató
telas de viejos tapizados y empezó a jugar con ellas. “No es tan lúdico como el
collage (que inicié en Brasil en los 90) y es la primera vez que me animo con
una máquina de coser… pero como soy testaruda y sigo hasta que salga la cosa, ahí
voy. Soy de las que me aburro, no repito series, sino elementos y conceptos,
admito que esa es una constante en mi trabajo.”
Me encantó el trabajo de Erika Ewel, gracias Beatriz, besos
ResponderEliminarMe alegro mucho, Patricia
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